Oráculo 4

sábado, 3 de abril de 2010

El Moralista.


El Moralista se encuentra escribiendo una lista de los pecados, de los errores, haciendo un catálogo de ellos. El es el crítico, el juez, y en los tiempos de Jesús representaba a los escribas.

El Jueves Santo, el Papa  se refirió al pecado del aborto, pero se le olvidó hace alguna referiencilla a los  pecados de la pedofilia, cometidos recurrentemente por la Iglesia, muchos de ellos de la época en que Ratzinger era jefe de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que es la instancia del Vaticano que vela por el comportamiento sacerdotal. Es re facil ver la mota de polvo en el ojo ajeno. Hecha la moral, hecho el pecado. Las leyes existen porque somos brutos.

El Moralista es un integrista, un fundamentalista, que eleva las "palabras sagradas" que se encuentran en la escrituras a leyes innamovibles, sin alma, y desde donde surgen todas las grandes guerra religiosas, las "Guerras Santas" (como si hubiese una guerra digna del adjetivo de "santa"),  por las que ha pasado y pasa la humanidad.

El Moralista tiene todo el tiempo la razón, pero vive en su cabeza, y no conoce su cuerpo, sus sentimientos, el baile, la risa, el juego. Las cosas las hace rígidamente  y nunca está abierto. Es un teórico sobre el comportamiento "correcto" en la vida.

En términos freudianos, el Moralista pertenece a una capa de la psique que Freud llamo "el super yo". Es la porción de nuestras cabezas donde llegan todos los preceptos morales, las leyes, los deberes, lo que esta bien y lo que está mal. Fritz Perls le llamo a esta parte, "el perro de arriba".

Eso es pecado. Eso es feo. Esto quedó mal hecho y podrías hacerlo mejor. Tienes que cumplir con tu deber. Obedece y pórtate bien. No disfrutes, trabaja. Eso no te lo permitiría tu papá si viviera. No gozes.

O sea el Moralista, o Super Yo, o el Perro de Arriba, es nuestro hincha pelotas interno, siempre poniendo reglas, un adulto enojón que vive dentro, y nos llena la cabeza de responsabilidades, juicios y críticas, sobre uno mismo y sobre el actuar de los demás.

Mándalo a la cresta.



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